jueves, 29 de noviembre de 2007

Ella

La soledad es una compañera muy egoísta. Hace que nuestro ego ruede por un precipicio, hace que nuestro corazón deje de latir, ahuyenta la luz que alumbra nuestros días, seduciéndonos poco a poco, arrastrándonos a un mundo sin mundo, llenándonos de una voz sin voz, una lluvia de aguas contaminadas en nuestra vida gris.

A veces es bueno, pero con el correr de tiempo, se vuelve una pesadilla. No dejemos acompañarnos por ella por muy buena amiga que se muestre; nos encantará con su misteriosa sonrisa y no podremos traer a nuestra mente los plenos momentos de nuestro camino, perderemos todo recuerdo de quien sigue nuestro rumbo para ayudarnos y guiarnos, seremos humanos secos y desgastados, seríamos dependientes y no viviríamos para contarlo...

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