domingo, 11 de noviembre de 2007

"Y fue así como en ese entonces...



... Corría la obra y era como si fuese ella misma quien interpretaba ese papel... en donde se mezclaba la realidad con la fantasía, en donde ese límite era imperceptible...fue así como Elisa fue poco a poco enamorándose de su rol, de cada línea y movimiento, de cada escena y espacio, pero sobre todo, de aquel actor que reencarnaba el mejor de los personajes, del que toda la gente admiraba por su capacidad de convencer y de por darle forma a tan vanos sentimientos... sentimientos que salían de su garganta, pareciendo fluir de su corazón...
Ella esperaba con ansias subirse a las tablas e interpretar con gran felicidad su rol, pero para Carlos era otro montaje más, repitiendo una y otra vez lo mismo pero para un público diferente... en lugares diferentes.
Por otro lado, Elisa, dejándose llevar por sus emociones, fue absorbida por aquella obra... imaginaba cuan feliz se sentiría poder vivir en ese mundo con Carlos, poder traspasar los límites del tiempo y del espacio, poder fundirse en su rol para no despertar de ese sueño que vivía despierta... de la representación más maravillosa que cualquier director le hubiese ofrecido...lo hizo parte de ella, lo hizo su razón de ser... Y así lo sintió Carlos; y así se lo hizo sentir a Elisa... que lentamente se convencía que aquél texto que Carlos memorizaba y mirándola a los ojos le decía, se convertían en respiros cálidos, en miradas penetrantes, en gestos estremecedores y sentimientos verdaderos.
¡Qué momentos aquellos! eran los mejores, fueron aplaudidos y adorados... prometieron llevar su historia hasta el último rincón del planeta y montarla por mucho tiempo más, pero como todo suceso tiene un final, no fue excepción para este, más rápido de lo normal, más fugaz que otros... Carlos se marchó... sin explicación ni motivos... como el mejor actor caminó hacia otros rumbos, debió ser su personaje, debió ser el temor al éxito, debió ser mucho rol para poder interpretarlo, debió aburrirse su buena profesión, de hacer creer cosas que no son... debió volver a su realidad... desperdiciando la que Elisa le ofrecía, de esa fantasía hecha materialidad, de su buena compañera de trabajo... y más que eso.
Elisa, tras bambalinas, quedó con su maquillaje y vestuario puesto, con lágrimas en los ojos, esperando a aquel actor que se marchó, esperando poder interpretar la obra y poder despojarse alguna vez de tan maravilloso papel, del cual no decidió desprenderse jamás... quizás con la esperanza de que otro lo reencarnara... y de poder experimentar nuevamente ese mundo mezclado de sueños, fantasía y realidad...
Y así fue como Elisa quedó con el ataúd comprado, para aquel último recuerdo que no murió..."
J.a.v.i.e.r.a

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