lunes, 5 de octubre de 2009

E n c u e n t r o F o r t u i t o


De repente, cuando uno siente que su vida no es para nada emocionante o es tan normal, suceden cosas inesperadas que cambian tu actitud del momento...
Es lo que me pasó ayer. Salí apestada de mi casa, aunque viendo el poquito de sol que había, mejoró mi humor apenas sentí el ambiente primaveral. Así que partí a pagar mis deudas, depués de hacer el trámite, fui a ver ropa; sólo a ver ya que estoy totalmente desbancada, así que cuando me empecé a deprimir porque no me podía comprar nada, salí del Mall a dar vueltas y me senté a fumar.

Después de tres cigarros, ida con la música y metida en mis pensamientos, de repente me tocan el hombro y me saludan con una sonrisa. De momento me descoloqué y me asusté, pero cordialmente le devolví el saludo.

Y ahí estaba Diego, el chico de los ojos miel y cabello despeinado, preguntándome porqué estaba sola, le dije que vine a pagar cuentas y que no tenía motivos especiales, sólo estaba fumando. Él me responde de una manera graciosa: tienes cara de esperar nada, y nos pusimos a reír.

Después de comentarle el porqué se acercó a hablarme y explicarle mi punto de vista de este tipo de personas que se acercan sin motivo alguno, pero que te ven cara de, esta persona es de las que se le puede hablar sin que se asusten o se vayan, le pregunté que hacía él solo también; y me respondió que esperaba a su novia para terminar su relación. Parece que venía con bastante retraso y me dijo que se había acercado a hablarme, además de matar el tiempo y calmar las ansias, porque me vio riéndome sola y le llamó la atención...

Ya había pasado bastante tiempo, me resumió su historia y me contó de su vida, yo también le conté un poco de la mía, claro que la de él era más entretenida, así que lo escuché con mucha atención... Me agradó que no se acercara con "otras" intenciones ni se las dio de galán o algo por el estilo, aunque si me preguntan, era bastante atractivo y eso me puso un poco nerviosa, no sé si es algo tonto, pero con frecuencia desconfío de la gente bonita.

En fin, se me pasó rápido la hora, estaba demasiado entretenida, pero me empecé a asustar cuando "el chico de ojos miel" me ofreció una bebida, ahí me paré y le dije que no se preocupara, que había sido un gusto conocerlo y que este tipo de cosas no se daban todos los días y bromié con que su polola parece que se había esfumado porque nunca llego, por lo menos el rato en que estuvimos conversando; o quizás me quería de señuelo para que ella nos viera y no sé, saliera llorando, pero descarté esa posibilidad.

Al despedirnos, pasó lo que temí, me pidió cualquier cosa para contactarse y seguir hablando, por la buena onda; yo cortesmente y como las películas, le dije que prefería que esto quedara como un encuentro fortuito y él accedió también a mi propuesta, añadiendo que ojalá algún día volviésemos a encontrarnos por ahí, y que esa vez nos daríamos señales para comunicarnos...

Y así me devolví a mi casa, con la satisfacción de que viví un momento de esos que no pasan todos los días, de esos que sólo veo en el cine...

1 comentario:

Roberto dijo...

estaba pensando exactamente lo mismo sobre lo del señuelo.
realmente el tiempo vuela con una buena ocnversación. me paso ese mismo Domingo.